El Número 7

Para algunas personas, el número siete es de buena suerte. En el caso de nuestra selección de voleibol U-17, es totalmente cierto. Tenemos seis bravas muchachas en el campo y, en las tribunas, a la jugadora número siete.

Turquía venía de hacer partidos muy disputados, pero a esta edad, la presión es difícil de manejar, y el público hizo lo suyo. No se desmerece el rendimiento de nuestro equipo, pero debemos ser sinceros: nuestras rivales fallaron mucho producto del nerviosismo.

Perú ha tenido, hasta el momento, dos actuaciones muy importantes: la primera ante Argentina y la otra ante Turquía. Brasil es otro cantar; ellas juegan con confianza ante nosotros, y nosotros respetamos mucho los antecedentes. Ganamos un set con un saque contundente y gran despliegue defensivo, pero para alcanzar la victoria se necesita un rendimiento estable y permanente, y no lo tuvimos. Además, perdimos por lesión a la líder del equipo, lo que nos sacó del juego.

La habilidad de nuestras chicas en el ataque nos brinda la confianza de pensar en un resultado positivo a futuro, pero para ello, debemos evitar esos vacíos de rendimiento y bajones emocionales. Debemos mejorar en la defensa y entender que no solo se trata de evitar que el balón caiga al piso, sino que debe ser el primer paso en la construcción del contrataque.

Chicas, diviértanse jugando y hagan lo que saben hacer, sin presiones ni ansiedad. Hasta donde han llegado es muy meritorio.

En las primeras transmisiones por RTP, sostuve que Italia y Brasil no tenían la solidez para ser campeones y les quité, en mi opinión, el título de candidatos. Acerté con China y Japón, pero me parecía que China Taipei pudo haber hecho más ante Italia. China, con buena defensa, excelente bloqueo y teniendo a una jugadora de 1.93 m, completa en los fundamentos y segura en la definición, logró merecidamente el título.

Los que hemos podido ver este campeonato debemos guardar en nuestras retinas que hemos visto a la futura mejor jugadora del mundo. Yang será la nueva Lang Ping, “Martillo de Hierro”: campeona mundial en Perú 1982, oro en Los Ángeles 1984 y oro como entrenadora en Río 2016, entre otros muchos logros. Un gran lujo para nosotros haber visto a Yang, excelente jugadora, y poder decir: la vi antes de ser lo que seguramente llegará a ser.

Japón nos mostró el camino que debemos recorrer: defensa agresiva, velocidad en el ataque y bloque defensivo. Fundamentos técnicos excelentes y perfectos, desplazamientos veloces y ordenados. Perdieron frente a un equipo chino superior en talla y fuerza. Ambos demostraron pureza técnica que, a los amantes del buen voleibol, nos encanta.

Es muy probable que la evolución de Italia, Turquía y Brasil nos haga ver otro rendimiento en el futuro. Pero lo cierto es que este campeonato ha dejado bien claro que la técnica es fundamental hasta esta edad. Lo que vendrá después depende de la cantidad de partidos internacionales, la calidad de los entrenamientos y las competencias en las que participen.

Organizar un mundial no es fácil, pero lo hicimos. Formar un equipo exitoso, tampoco. Ahora empieza el efecto continuidad: jugadoras dispuestas a seguir dentro del proceso y directivos capaces de gestionar las condiciones para lograr esa evolución. Hay esperanza en lo que viene, pero esto no es tarea de una sola persona o grupo; debemos tomar este reto como una prioridad nacional.