Un individuo que podemos calificar como "Talento Deportivo" es aquel que reúne ciertas condiciones especiales que lo hacen diferente y permiten creer que, en el futuro, mediante una serie de procesos de preparación y entrenamiento progresivo, bien dosificado, podrá llegar a alcanzar altos niveles de rendimiento. El talento debe tener un biotipo especial para el deporte que va a practicar, y sus condiciones físicas y psicológicas deben estar en relación directa con esas aptitudes.
Algunos autores relacionan el talento con el ser un “experto”. Sin embargo, en mi opinión, un experto requiere de muchas horas y años de entrenamiento y competencia para alcanzar ese nivel. En deportes de alta destreza, como el voleibol, no solo se requiere un gran volumen de trabajo y repeticiones; también es fundamental la presencia de factores físicos especiales para que ese entrenamiento sea aprovechado al máximo y permita alcanzar el nivel de un deportista de élite.
Es aquí donde surge un choque entre las teorías que afirman que la práctica constante lleva al rendimiento superior. En los inicios del entrenamiento, el deportista necesita mucha motivación y debe ver el juego más como una diversión que como una tarea tediosa u obligatoria.
El talento potencial se detecta por sus cualidades innatas: es alguien que ve lo que otros no ven, hace fácilmente lo que para otros es muy difícil y, sobre todo, disfruta haciéndolo. Pero ese es solo el inicio. Si ese joven no es bien orientado ni entrena de forma sostenida, probablemente no alcanzará el nivel superlativo que podría lograr.
Por ello, es crucial contar con entrenadores altamente capacitados para *dirigir* su desarrollo. La enseñanza debe estar orientada a explotar las habilidades naturales del atleta, al tiempo que se le dota de experiencias técnicas y movimientos tácticos que le brinden una amplia gama de respuestas durante la práctica deportiva. El cuidado de su salud debe ser primordial para asegurar su rendimiento a lo largo del tiempo.
Por ejemplo, Mireya Luis, a los 14 años, ya competía en el alto rendimiento, pero nunca sufrió lesiones graves. Esto sugiere que tuvo una preparación física adecuada y un equipo médico que la supervisaba constantemente para prevenir lesiones.
El "atleta talento" debe poseer una gran personalidad, algo que se forma desde el hogar y en su crianza. Esto nos lleva a considerar que gran parte del éxito de este talento depende de su entorno familiar. Factores emocionales como la motivación constante durante el proceso de entrenamiento y la capacidad de sobreponerse a las dificultades y fracasos temporales son fundamentales.
Permítanme discrepar de los autores que aseguran que el talento se adquiere únicamente a través de un gran volumen de entrenamiento. Para Ericsson y colaboradores (citado en Williams y Franks, 1998, p. 162), la "teoría de la práctica deliberada" sugiere que la habilidad natural no es un prerrequisito para desarrollar la pericia, sino que esta depende más del tiempo dedicado a una práctica "altamente estructurada" con el objetivo concreto de mejorar el rendimiento. Estiman que este tiempo debe ser de aproximadamente 10 años.
Ericsson y sus colaboradores (1993) distinguen entre dos tipos de jugadores de élite o de alto rendimiento: el nivel de experto y el nivel ilustre. Para ellos, el nivel de experto supone el dominio de los conocimientos y habilidades específicas de una especialidad deportiva, mientras que el nivel ilustre se alcanza cuando el individuo está por encima del conocimiento disponible y es capaz de hacer una contribución única a su disciplina.
Personalmente, creo que, por más entrenamiento y esfuerzo que se le dedique a un individuo, este no alcanzará el nivel *ilustre* si no posee ese don natural que lo hace diferente. Por ello, una vez detectado el "talento", debe iniciarse un proceso racional y bien estructurado para llevarlo a la excelencia.
A menudo creemos en la "generación espontánea", pero esta es una de las principales razones por las que se pierden muchos deportistas con grandes condiciones. Elaborar un plan de desarrollo para este talento implica *individualizarlo*. Esto no significa apartarlo del grupo o darle un trato preferencial, sino identificar sus características y trabajar en función de esas particularidades que lo hacen único.
Opino que existen ciertos requisitos para diseñar un programa especial para un posible talento:
- Autorización de los padres (entorno asegurado).
- Evaluación médica rigurosa y permanente (prevención de lesiones).
- Garantizar una adecuada alimentación.
- Conducción de un proceso de desarrollo técnico y táctico a cargo de personal altamente calificado.
- Preparación atlética cuidadosa, con evaluaciones como mínimo cada tres meses.
- Asesoría psicológica que garantice la motivación y la perseverancia del atleta.
- Preparación académica (escolar) que estimule su desarrollo intelectual.
Existe una amplia bibliografía sobre este tema y me permito sugerir los siguientes autores en español:
*Bibliografía:*
- CAMPOS, J. "Análisis de los determinantes sociales que intervienen en el proceso de detección de talentos en el deporte." En C.S.D. (Coord.) Indicadores para la detección de talentos deportivos. Madrid, M.E.C., p. 8-68, 1996.
- CASTEJÓN, F.J. "Expertos y Novatos en el proceso de enseñanza-aprendizaje en iniciación deportiva." En prensa, 2000.